lunes, 16 de enero de 2012

VOLVER A EMPEZAR

Bajo el eco irrefrenable
de una lágrima al caer
escondías tu mejilla
de los recuerdos de ayer.
Observabas lentamente
consumirse todo el fuego
en la vieja chimenea
llevando con él tus sueños.
En tu pelo despeinado
se podía adivinar,
como un reflejo del alma,
que escondías soledad.
Y tu pupila apagada,
toda ella cristalina,
reflejaba, inconsciente,
que se te iba la vida.
Como si fuera un mal sueño
tú de pronto despertaste
llorando, gritando, amando,
y tu dolor arrancaste.
No merecía la pena
dejar tu vida escapar,
no compensaba, de pronto,
perder tu felicidad.
Y tu mirada volvió
renovada, con más fuerza,
pensando que no podías
estar en la vida muerta.
Y la soledad se fue
y la tristeza marchó
lejos de ti, a otra parte
a engañar a un corazón.
Así rompiste en pedazos
los recuerdos de una carta
y los arrojaste al fuego
que muy débil crepitaba.
Sabías que eras fuerte
y que podías luchar
y seguir siempre adelante
sin volver la vista atrás.

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