jueves, 27 de octubre de 2011

NO SÉ

No sé qué veo, que pienso,
cuando miro yo tus ojos,
cuando contemplo tu pelo,
cuando, por medio de esbozos,
dibujas tu gran sonrisa
en medio del aire fresco
que, con la mínima prisa,
infunde turbios deseos.

No sé qué pasa, que siento,
cuando mirando la luna
siento al galope en el viento
un corcel lleno de furia
que pisará sentimientos,
enterrará las pasiones,
querrá impedir nuestros besos
y prohibir las ilusiones.

No sé qué ocurre, qué tengo,
cuando en medio de la noche
despierto, llena de miedo,
esperando oír reproches
de quien no quiere saber,
con gran temor de oír,
lo que pueda suceder
si nos oyeran reír.

No sé qué pasa, qué pienso,
cuando camino sin rumbo
y me encuentro en el desierto
perdida y sola en el mundo,
sin nadie más a mi lado
que mi injusta compañía
reflejándose en el barro
sin saber qué es lo que haría.

No sé qué veo, que siento,
cuando en triste oscuridad
empiezo a hundirme en el cieno
siendo imposible escapar
cuando las garras del fondo,
furiosas como animales,
me hunden más en el lodo
siendo inútil el gritarles.

No sé qué ocurre en el cielo
cuando, acercándose el fin
y terminándose el tiempo
yo ya sólo pienso en ti.

lunes, 24 de octubre de 2011

INCANDESCENCIA

La figura incandescente
estaba reflejándose
en las sombras de la luz
cuando iba propagándose
por toda la habitación
segura, tranquilamente,
se expandía poco a poco
la imagen reluciente.

La luz que daban tus ojos
proponía despegar,
pedía irnos muy lejos
para nunca regresar.
Y la chimenea ardía,
tumbados a su rugir,
hacíamos lentos planes
de poder sobrevivir.

Las sombras en las paredes
hacían que tembláramos
cuando estando en su regazo
impedían que habláramos.
La obscuridad del lugar
tan sólo nos permitía
que estando allí soñásemos
con un muy lejano día.

Y el susurro de la noche
nos hacía estremecer
pensando en aquella aurora
que ya nunca iba a volver.
Y sonaban incesantes
las campanas del lugar,
y anunciaba su replique
que no ibas a regresar.

Y la sola habitación
nos traía los recuerdos,
infundía las pasiones
que venían desde lejos.
Y luz incandescente
continuará hoy allí
guardando nuestros recuerdos,
recuerdos de ti y de mí.

viernes, 14 de octubre de 2011

EN MI PECHO

Cuando todas tus palabras
rompieron nuestro silencio
y chocaron con dureza
contra mi inventado cielo,
sentí que se derrumbaban
de golpe mis ilusiones,
que los sueños se perdían,
que ya no había razones;
creí perder la esperanza,
pensé desertar del mundo
que tanto tú como yo
soñamos con vivir juntos;
cuando fuimos pronunciando
cada uno las palabras
yo entablé terrible lucha
con el miedo como espada.

Y en mi pecho reposaba,
como una pluma celeste,
la esperanza de un perdón
que ardía incandescente.
Y cuando las tristes lágrimas
brotaron de aquestos ojos,
me llenaron de amargura
al resbalar por mi rostro,
solo quería que tú
sin miedo me las secaras
y entendieras con mi gesto
qué era lo que me pasaba;
quería sentir tu brazo
alrededor de mis hombros,
intentando reparar
lo que yo ya había roto;
quería sentir ternura,
quería que tú supieras
que se me hundía la vida;
quería que me quisieras.

Y en mi pecho me latía
incesante el corazón
temiendo que en un momento
tú me dijeras adiós.

Cuando no supe callar
y sólo supe hacer daño,
cuando quise convertir
en verdad todo el engaño,
se había pasado el tiempo
de volver la vista atrás
y con dolor esa lucha
tuve que continuar.
Y así quise demostrar
sólo quién era más fuerte
olvidando por completo
que yo sólo sé quererte.

Y yo casi a punto estuve
de olvidar tus sentimientos,
de olvidar que en mi vida
sólo tú eres lo primero.
Y en mi pecho se juntaban
la impotencia y ese miedo
de perderte para siempre,
de perder lo que más quiero.

lunes, 3 de octubre de 2011

AMARGO


Como el vino más amargo
que deja el mejor sabor
al posarse en los labios,
deja su rastro el amor.
Como la pálida luna
llena la noche estrellada,
de temores y delicias
también se llena tu alma.
Va como la mariposa
posándose en cada flor
rebosando los colores
el pequeño corazón.
Como va la golondrina
construyendo al sol su nido.
Se te quedan las tristezas
perdidas en el olvido.
Y el sol ilumina el alma,
y el alma se hace pedazos
al perderse mi tristeza
olvidada entre tus brazos.
Al posarse en tus labios
tan sólo un gramo de amor
deja, como el vino amargo,
la dulzura del sabor.