Ríeme como agua clara
que baja por la colina
arrastrando los
guijarros,
salpicando las
orillas.
Suéñame en cada
noche
descansándome en
tu almohada,
vigilando mis
insomnios,
despertando en mi
mañana.
Sálvame de mis
desvelos,
de mis deseos ocultos,
de mis noches
navegando
por pesadillas sin
rumbo.
Ámame con ese
fuego
que enciende cada
resquicio
de mi piel cuando
me tocas,
llevándome al
infinito.
Ríeme al anochecer
soñándome entre
tus sueños,
y sálvame de mí
misma
amándome con deseo.