martes, 20 de marzo de 2012

AURORA DE FELICIDAD

En la aurora blanquecina
tan sólo pude observar
una clara luz del día
que ya nunca volverá,
que junto con las gaviotas
y sus tan alegres trinos,
se escondió bajo los montes,
detrás de los verdes pinos.
Aquella luz que voló,
que traspasó mi cristal,
y, acercándose a tu foto,
en tus ojos fue a posar,
resaltando tu sonrisa
de un claro color carmín
que, mirando al infinito,
se dirige siempre a mí.
La luz que quise coger,
la que quería atrapar
y guardarla de recuerdo
de nuestra felicidad;
felicidad compartida
entre el peso tuyo y mío
que tenemos que llevar
como remontando ríos.
La aurora que me sonríe
como tu dulce sonrisa,
y me fuerza suavemente
para que yo a ti te diga:
ya no tenemos espacio
para podernos mover
no más que el de aquella foto
que por siempre observaré.

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