miércoles, 28 de septiembre de 2011

TERNURA

Escuchaba en el silencio
la lenta respiración
de un alma en cansada, en pena,
al compás de un corazón.
Descubrí en sus caricias
la ternura de unas manos,
el brillo de unas pupilas,
la suavidad de unos labios,
el sin fin de una palabra,
la suavidad de un lamento,
el desgarro de un suspiro,
todo el calor del desierto…
Observaba con paciencia
la suavidad de sus ojos
que al mirarme lentamente
me cubrían de sonrojos.
Apoyada en su pecho
escuchaba el palpitar
que me recordaba al fuego
en un dulce crepitar.
Y recorrí con mis manos
muy lentamente su cuerpo
acariciando su espalda
embriagada de deseo.
Y permanecí muy quieta
sabiendo que éramos dos
los que en una sola noche
encontramos el amor.

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