martes, 5 de julio de 2011

POSESIÓN

El sudor se resbalaba
por mi piel desnuda y blanca
haciendo que una sonrisa
iluminara mi cara.
Tus caricias recorrían
cada poro de mi cuerpo
y conseguía tocar
las estrellas en el cielo.
Pasaste por mis caderas
cual Atila galopando
por los prados del deseo,
junto a mis manos bajando
por tu pecho descubierto,
recubriéndome de besos
repasando con tus labios
cada uno de mis pechos.
Y a través de la ventana
el alba iluminaba
entre sábanas deshechas
el deseo que sobraba,
con tu cuerpo muy despacio
descansando sobre el mío,
poseyendo cada curva,
sin dejar ningún resquicio
por descubrir con tus manos,
por conquistar con tus besos,
explorando entre mis piernas,
recogiendo mi deseo.
Mi lengua se resbalaba
desde tu pecho bajando
recorriendo entre las sombras
los rincones más privados
de tu cuerpo en la penumbra
desnudo dentro del mío
llenándome de placer,
poniendo cada sentido
en tus ojos, en tu boca,
en el sabor a sudor
que mojaba mi cintura,
llenándome de calor
humedeciendo mis labios
excitando cada curva,
poseyéndome despacio,
haciéndome toda tuya.

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